sábado, 21 de febrero de 2015

La vida de Adèle (Abdellatif Kechiche, 2012)

La vida de Adèle
No puedo dejar de hacer una reseña sobre la película más hermosa que he visto en los últimos años: La vida de Adèle. Sé que ésta película permanecerá en el altar personal de muchos/as durante bastante tiempo (por lo menos en el mío), porque la descarnada historia de amor que cuenta y como lo cuenta el director, a través de primeros planos de nuestra protagonista, Adèle, sumergiéndonos en su dia a día, es, en definitiva, el retrato magistral de una historia de amor como nunca antes había visto, y que hace para mí de La vie d'Adéle una obra fascinante e irrepetible de cine con mayúsculas.

Basada en el cómic "El azul es un color cálido", de Julie Maroh, el cual tuve el placer de leer después de ver la película, tengo que decir que en este caso la película gana por goleada. Así que me enfrento a comentar la posiblemente película más hermosa y triste que he visto en los últimos años, que me ha hecho llorar como una Magdalena a mí, un tiarrón de 40 tacos...  y es que no recuerdo haber visto una historia de amor tan hermosa y dolorosa... quizás sí, ahora que pienso, la última vez que sentí un torbellino de emociones parecido fue cuando ví por primera vez Paris, Texas (Wim Wenders, 1984)... pero esta vez ese cóctel de emociones es mucho más intenso y demoledor.

He leído algunas opiniones tildando a la película de aburrida o larga, o al contrario, que la administración de las tres horas de película por parte del director es memorable (así lo creo yo, que me quedé con ganas de más)... Coincido también con las opiniones que señalan que hasta la fecha esta película es la que mejor refleja una historia de amor (en todos los terrenos) entre dos seres humanos... Y es que,realmente pienso que es así... Como también pienso que para disfrutar y comprender la película al 100% creo que hay que haber amado con mayúsculas, haber sentido y dejado llevarse por la ilusión, el gozo y el dolor que ellas sienten, porque La vida de Adèle es un poema a la vida, al despertar sexual, al amor verdadero.

La protagonista, Adèle Exarchopoulos, es el centro de las miradas del director, y realmente borda su papel, dando un baño a su compañera, Léa Seydoux, más pijita y fría, y que por cierto es considerada la nueva estrella del cine francés. Es curioso porque en el cómic en el que está basada se hace más hincapié en el personaje de Lea, la chica de pelo azul en la película, pero al parecer no hubo mucho feeling entre el director y ella y éste se volcó mas en Adèle, cosa de agradecer, porque la griega inunda la pantalla con su expresividad y sensualidad... Es como una lolita que recuerda algo a Laetitia Casta de joven. Recientemente he visto otra película de Kechicheque no ha sido muy pródigo hasta la fecha, La graine et le mulet (titulada aquí Cuscús), y en ella ya el director mostraba esos primeros planos de la actriz protagonista (una chica árabe) que le dá ese aire de naturalidad y realismo al film, casi como si de un documental se tratase.

La vida de Adèle


La idea del director era crear una historia de amor entre dos personas provenientes de distintos estratos sociales, una más burguesa (Lea) y la otra más proletaria (Adèle), mostrándose finalmente, en palabras del propio director que, paradójicamente "El personaje más burgués, el que tiene una idea más teórica de la libertad, del arte y de la belleza, era menos veraz y apasionado que el personaje proletario y menos cultivado". 

Se dice que las actrices sufrieron hasta la extenuación las exigencias de Kechiche teniendo que repetir las escenas de cama decenas de veces y por eso se le ha acusado de árabe machista y no se que más calificativos... pero lo cierto es que esas escenas pasarán a la posteridad como las más hermosas escenas filmadas hasta la fecha de pasión entre dos féminas... y quizás entre dos personas, sean del sexo que sean.

Aun así, las escenas de sexo no son lo que más me llamó la atención (son hermosas, eso sí). Lo que me fascinó es el gran retrato de ese amor apasionado y sin reservas de la protagonista, que precisamente por su falta de inexperiencia es la que mete la pata (sin ser la única culpable)... Y cómo Kechiche se echa la cámara al hombro y nos muestra de manera hiperrealista el día a día de Adèle, la cual nos seduce irremediablemente por su naturalidad y desparpajo, sin que podamos quitar los ojos de la pantalla a esta maravillosa (y triste como la vida misma) historia de amor... Historia que empezaba por el encuentro de las chicas en el bar de ambiente, su primera quedada (a la salida del instituto), el ocultamiento a sus progenitores de lo que se estaba gestando (con las famosas escenas de cama mientras sus padres dormían al lado)... la relación que se consolida, y cómo las protagonistas, aunque provenientes de distintas clases sociales y amistades diferentes, se esfuerzan por mantener la relación (sobretodo Adèle), con el único deseo de estar con la otra persona y compartir una vida en común... Aunque después, nuestra protagonista sufra los reveses del destino (perfectamente reflejado en una Adele taciturna dando clases a sus alumnos) dejando pasar el tiempo, perdida, vacía, para intentar recuperar a su amor, por última vez, en la maravillosa escena del reencuentro en el bar... todo eso es La vida de Adèle y mucho más, y es algo que recomiendo disfrutar a todo hijo de vecino.

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